La teoría de las emociones en la actuación
El objetivo del actor es llevar un mensaje al público través del manejo de su voz, gestos, emociones y pensamientos. La teoría de las emociones en la actuación, precisamente plantea que la actuación dramática reposa esencialmente en la expresión y la transmisión de las emociones. Según esto, si los actores logran motivar al auditorio, será más fácil que fluyan las emociones de los espectadores y se involucren con la obra. De esa manera los espectadores reciben los pensamientos que la obra plantea.
Analizando la relación entre el actor, el personaje y las emociones, descubrimos una metodología de acciones y reacciones para manejar indirectamente al espectador. De esta forma logramos que se involucre con la problemática e ideología de la obra.
La mayoría de las teorías de actuación, dirección teatral y ensayos actorales, hablan de los trabajos previos a las representaciones. La creación, la búsqueda, trabajo grupal, análisis de personaje y textos, el manejo vocal, facial y corporal, la memorización, etc., hasta el estreno. Sin embargo, olvidan tomar en cuenta el manejo de las emociones durante la temporada y muchas veces las emociones iniciales se desgastan.
Mantener las emociones
Existe una pregunta que es objeto de infinitas discusiones. ¿El actor debe sentir las emociones y vivencias del personaje para realizar su trabajo, y provocar emoción en el espectador? (Denis Diderot – 1773).
Un experimento realizado en varios países a actores profesionales concluye, que los actores casi nunca sienten las emociones del personaje que representan. Independientemente de cuales sean las emociones, en el escenario aparecen como un juego o una fantasía. Sin embargo, los actores no actúan sin emoción. Sienten intensamente muchas emociones independientes a las del personaje. ¿Quizá se podrían interpretar las emociones en escena como un fragmento de las exigencias del trabajo que los actores realizan como parte de su profesión?
De ser esto así, tendríamos que plantearnos una interrogante: ¿Qué clase de control tiene que adquirir un actor para manejar y dominar así sus emociones?
La teoría de las emociones en la actuación dice que la situación escénica es una fuente de emociones intensas para el actor. Esta fuente se renueva en cada presentación, ya que, aunque las situaciones aparentemente son iguales, las motivaciones del actor no lo son. Como artistas, los actores son seres humanos creativos, sensibles y perceptivos, que se encuentran en permanente evolución y búsqueda de emociones nuevas. Su placer radica en realizar su trabajo lo mejor posible ante el crítico y atento auditorio, contribuyendo a la vitalidad de su expresión. El actor es parte de las emociones en escena, así como el personaje es parte suya y de esa manera los debe percibir el espectador.
Formación de las emociones
Hay quién dice que las emociones se forman en el interior de cada persona. La psicología cognitiva moderna dice que es lo contrario, las emociones existen en cada uno y se muestran como una interacción a un acontecimiento. La teoría de las emociones plantea que las emociones surgen como reacciones a acciones que nos afectan, porque las vinculamos a algo o alguien concreto. Como consecuencia, las exigencias hacia una persona o situación determinada nos hacen reaccionar y aparece una emoción que genera el nacimiento de una nueva acción. Ese comportamiento crea una cadena de emociones que dan como resultado una secuencia de acciones y reacciones físicas en base a cada emoción expresada. Es decir, los actores expresan en escena una secuencia de emociones que nacen como respuesta a una sucesión de acontecimientos que afectan al personaje.
La teoría de las emociones en la actuación no deja espacio para los sentimientos personales o imaginarios que no tengan que ver con la obra o el personaje. Cuando las emociones actúan, no pueden aparecer sentimientos personales. El actor se sumerge en las emociones del personaje, para poder compartir la historia que la obra plantea con el público. Para realizar esta tarea debe desarrollar la capacidad de someter y controlar sus sentimientos personales, permitiendo que sólo sean visibles las emociones del personaje. Sin embargo, hay actores que, de acuerdo con diversas técnicas, prefieren compartir sus sentimientos con las emociones del personaje.
En el análisis de la emoción
A través de él identificamos la existencia de cuatro niveles de emoción que el actor maneja para dar vida a su personaje en el escenario:
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Unir las emociones y los sentimientos.
El actor une las emociones del personaje a los sentimientos y experiencias de su vida particular, buscando las similitudes y diferencias existentes. De esa manera se pretende buscar una mayor naturalidad y sincronía en su trabajo. Una tarea muy delicada, y que puede incluso llegar a tener riesgos inesperados por la metodología utiliza. En ocasiones hay actores que se involucran de tal manera con el personaje, que esto ha afectado directamente su vida personal y a su entorno.
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Partir de la base literal
Intenta dar vida al personaje, partiendo de una base literal (ficticia o biográfica) construyéndolo pieza por pieza hasta crear un ser real en escena. Es una labor meticulosa en base a un trabajo de investigación profundo para conseguir la creación de un ser aparentemente real para el espectador. El actor hará uso de su creatividad, con la finalidad de poder confeccionar un ser que llegue a ser real ante los ojos del público. Sólo de esa forma logrará compartir con el espectador la emoción de su personaje.
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Usar un modelo probado.
De acuerdo con un modelo estructurado, o una imagen característica, el actor recrea personajes “tipo” tomando como ejemplo formatos clásicos. El bueno, el malo, la víctima, el victimario, el soñador, el realista, el optimista o fatalista, buscando lograr que el público se identifique con ellos. Generalmente este formato de trabajo se emplea para televisión, sobre todo para la creación de personajes para telenovelas o series. De esta forma el actor basa su trabajo emocional en el uso de una estructura probada y arriesga menos.
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Arriesgarse a crear algo nuevo
Crear un personaje que no precisamente esté constituido en base a un guion determinado, sino por el contrario, que rete a la creación literaria. Dar vida a alguien aparentemente real y absolutamente original de acuerdo únicamente a la visión del actor y/o director, rompiendo el molde establecido por otros. Difícil trabajo para transmitir emociones, teniendo en cuenta los riesgos que se corre al realizarlo, aunque también puede generar grandes satisfacciones.
Conclusión
El hecho de identificar diferentes niveles de acción, emoción, creación y presentación de un personaje implica al mismo tiempo conocer los niveles de cada uno. Aun cuando no se siempre se señale en los estudios teatrales. Cada nivel de acción o reacción debe llevar al mismo tiempo un nivel emocional, labores para las que el actor debe prepararse. El actor debe adquirir el conocimiento y la capacidad necesarias para ello. Su trabajo consiste en poder crear y actuar en todos los niveles de acción y emoción que el personaje requiera.